12 agosto 2009




Encendemos la televisión y le entregamos nuestra conciencia. Nos dejamos someter pero elegimos a qué someternos. Cada cual tiene sus programas favoritos. La tele nos marca unos horarios particulares, cada cual según sus aficiones y su tiempo de ocio. La tele-invasión se convierte para muchos en el santuario de las horas libres. El mando en la mano, hacemos zapping, buscamos, hasta que encontramos, nos enchufamos, nos conectamos, nos encadenamos a algo determinado, dios mediante y posiblemente ahí nos quedamos sin cambiar de canal, hasta la publicidad, también dios mediante.

En mi caso, el aparato de televisón permanece apagado casi todo el día. Tele apagada, quieta, callada. Una televisión apagada es como un bostezo petrificado. Una caja enorme que sólo ocupa sitio, normalmente el centro del salón. Un animal obediente y cuadriculado, atado a la correa del cable eléctrico. Así permanecemos todos en mi hogar bajo el mismo techo ajenos a las noticias, los pornográficos grandes hermanos, la bombardeante publi o los diarios de Patricia, Ana, Leticia, María Cristina...

Pero, cómo no, yo también me aficiono, entrego mi conciencia, aprieto un botón y me sumerjo en el ruido. Despierto al animal, la caja tonta o lista, según nos aproveche. Sí, yo mortal, también tengo mis ineludibles citas televisivas. De lunes a viernes, y los domingos. Sólo el sábado descanso de mi descanso.

Mis citas de conexión con la tdt son 4, sólo 4, del resto practicamente abomino o me encojo de hombros. Son: Redes, La Gata Salvaje, Galáctica y Nos queda la música / Central de Sonidos. Éstos son mis 4 divinos alimentos cotidianos para la conciencia electrificada.


Con Redes, de la mano del inestimable Punset, con su graciosa escarola como pelambrera peinada por el viento de la sabiduría, aprendo como un cabrón, todas mis neuronas se regocijan adquiriendo nuevos y utilísimos conocimientos. Sí, Redes: un programa extraterrestre teniendo en cuenta el resto de la programación; no existe ni por asomo nada parecido en todo el espectro virtual de la televisión, a años luz (salvo Metrópolis) de todo lo emitido. Punset, te amamos soberanamente.

Con La Gata Salvaje, entrego al delirio las pasiones del subconsciente. Me entrego amplio y redondo y ufano y meneo mi cola, y me engancho al modernizado cuento de hadas para adultos que son las telenovelas. Los protagonistas de la telenovela son nuestros alter egos en un mundo en el que no tuviéramos que disimular –por ética, por miedo, por las causas que sean- nuestras más acendradas pasiones. Todo a flor de piel, las verdades humanas escupidas al rostro de la humanidad misma, sin los frenos del comportamiento. Queda pediente escribir más acerca de esto... ya que nos parece que en el formato de la telenovela hay mucha miga de interés sociológico. Miga de la gorda.

Con Galáctica, Estrella de Combate (madrugada del domingo), con las aventuras de Starbak y Apolo y compañías trajeadas a lo espacial, redescubro a mi niño interior amante del género de la ciencia ficción. Robots, naves, rayos láser, galaxias y tías con vestiditos prietos y tubulares... Es como la saga de la Guerra de las Galaxias, pero en plan casero, con las zapatillas de invierno y un ponche en la mano, por ejemplo.

Con José Luis Casado me empapo en el universo del videoclip. Delicias para las madrugadas de todos los días en el canal La Otra. Pues, hacia las 2 o las 3 de la mañana, cuando masivamente las cadenas se decantan por los concursos de malgastar la pasta al teléfono, encontramos una sinigual perla entre la caca de los marranos: casi hasta las 7 ininterrumpidamente, uno tras otro, programas seguidos deNos queda la música” o “Central de sonidos”. Videoclips intercalados con la simpática y muy lúcida perspicacia de los comentarios del chico Casado. Un programa donde arte, aprendizaje y entretenimiento se funden en una ejemplar entelequia. Sorprende semejante programa musical en que los videoclips escogidos no obedecen a las listas de éxito, súperventas o sencillas promociones bajo cuerda económica. No. Se elige sólo según criterios documentales, históricos, musicológicos y artísticos. Ea, “Nos queda Casado”...


autor: pepeworks

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