Al ir a echarme champú, ¡Ja! El bote vacío... No vuelvo a dejar que Marter duerma en mi casa. Por la mañana se bebe el champú... Con su larga melena me pule el champú. Esa melena de oro es una voraz devoradora de champú. Sí, un motivo por el que nunca contraeré matrimonio..., al menos con Marter.
Pero volviendo a Kurt. La intriga me corroía, me esquilmaba, me centrifugaba. Pensaba mil cosas. Pero lo más razonable que se me ocurría: Sara le ponía los cuernos. O a lo mejor sólo era una sospecha. Pensándolo mucho llegaba a la conclusión de que quizá eso sí podía sacar de sus casillas al monolito de Kurt.
Pero... se me quedaba corto el argumento. Kurt podría estar dolido, paranoico, turbado, etcétera, pero no histérico. Un tío no se pone histérico por un lío de cuernos. Por otro lado, la vida de Kurt es tan sota-caballo-y-rey que cómo adivinar qué se salía tanto de la norma como para alterarle como si le picaran cien por cien al cubo de avispas chungas...
Decidí paralizar mi curisidad infinita, me quedaba poco para saber. Una ducha siempre revivifica, limpia las obsesiones, y la rugosa toalla es como gritar ¡buenos días! Y más todavía si uno lleva tres santos días sin recibir en el cuerpo la bendición acuosa bajo el sifón de la ducha.
No termino de ponerme los calzoncillos cuando vuelve a sonar el teléfono. Me invade el terror: ¿será Kurt que se ha arrepentido de su arrebato y pretende desquedar? Sería terrible, mi interés por la historia de Kurt es mi alucinante nueva obsesión...
Descuelgo el phone y pego la oreja, temiéndome lo peor.
autor: pepeworks
Pero volviendo a Kurt. La intriga me corroía, me esquilmaba, me centrifugaba. Pensaba mil cosas. Pero lo más razonable que se me ocurría: Sara le ponía los cuernos. O a lo mejor sólo era una sospecha. Pensándolo mucho llegaba a la conclusión de que quizá eso sí podía sacar de sus casillas al monolito de Kurt.
Pero... se me quedaba corto el argumento. Kurt podría estar dolido, paranoico, turbado, etcétera, pero no histérico. Un tío no se pone histérico por un lío de cuernos. Por otro lado, la vida de Kurt es tan sota-caballo-y-rey que cómo adivinar qué se salía tanto de la norma como para alterarle como si le picaran cien por cien al cubo de avispas chungas...
Decidí paralizar mi curisidad infinita, me quedaba poco para saber. Una ducha siempre revivifica, limpia las obsesiones, y la rugosa toalla es como gritar ¡buenos días! Y más todavía si uno lleva tres santos días sin recibir en el cuerpo la bendición acuosa bajo el sifón de la ducha.
No termino de ponerme los calzoncillos cuando vuelve a sonar el teléfono. Me invade el terror: ¿será Kurt que se ha arrepentido de su arrebato y pretende desquedar? Sería terrible, mi interés por la historia de Kurt es mi alucinante nueva obsesión...
Descuelgo el phone y pego la oreja, temiéndome lo peor.
autor: pepeworks
Estás viendo el blog personal del escritor y diseñador José Martín Molina (Pepeworks). Puedes saber más sobre sus creaciones en sus sitios web:
► web de escritor: www.josemartinmolina.com
► web de diseño: www.pepeworks.com . Se agradece la visita!
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